¿Tu cuerpo te está engañando? Descubre si tienes tensiones ocultas antes de que sea tarde
La historia fue así:
Vino un paciente con una tarjeta-regalo, porque una persona cercana le había regalado una sesión.
No tenía ninguna molestia que él mismo pudiera detectar.
Nada, cero.
De todas maneras, vino igual, porque ya tenía la sesión pagada. Según él, "tenía que gastarla".
Vale, genial.
Como las últimas veces que había venido, habíamos tratado espalda así en general, pues así procedimos.
La verdad es que comenzó bien la cosa. No había mucho que remarcar en los primeros pases de "calentamiento", pero en cuanto ya comencé a investigar un poco más tramo a tramo, ya se empezaban a ver diferencias en algunas zonas musculares.
Puntos de tensión por aquí, contracturillas por allá, zonas un poco más amplias de rigidez muscular... cositas que me daban a entender que algo sí que había.
¿Qué pasaba entonces?
¿La persona me quería engañar?
No, nada de eso. Ocurrió lo normal. Lo que tenía que pasar sin más misterio.
Si alguien tenía que engañar a alguien era su cuerpo a él mismo.
Era su propio cuerpo el que le estaba ocultando la verdad. Quien estaba jugando sucio porque no le estaba mostrando lo que realmente había.
Tensiones y contracturas había como para parar un tren, pero no eran sintomáticas, lo que quiere decir que estaban pero no hacían ruido.
Todavía no le estaban avisando de nada, pero estaban trabajando, creándose, endureciéndose. Esa musculatura ya estaba tramando algo a espaldas del paciente (y nunca mejor dicho).
El paciente me dijo la verdad: no siento nada que tenga que arreglar.
Verdad era, sólo que no se daba cuenta de lo que se estaba cociendo.
Por suerte para mí, me encontré a alguien que no sentía nada y aún así vino a mi consulta. Me dio la oportunidad de ver lo que casi nunca tengo ocasión de ver, porque casi todo el mundo viene cuando ya es tarde.
Cuando el problema ya le está ahogando.
Casos así, donde el paciente viene sin una necesidad consciente, se ven pocos, cosa que me dio pie a remarcar lo que siempre he sabido: todo el mundo tiene algo.
Da igual lo que te diga el cuerpo. Siempre, pero siempre, siempre, hay algo.
No son ganas de venderte los servicios. Ojalá fuera mentira lo que te cuento. Yo quedaría como un mentiroso y un vendehumo, y tú vivirías bien, sin dolor y sin problemas, pero no.
La realidad es todo lo contrario. Tu cuerpo te esconde cosas que en ese momento se están gestando para darte una sorpresa cualquier día.
Ojo, otra cosa es que sea de gravedad o no. Este ya es otro tema, pero limpio de tensiones, contracturas y demás... no hay nadie.
El día a día es lo suficientemente agresivo, exigente y estresante como para que haya un solo cuerpo que no esté afectado.
Todos tenemos algo. Quédate con esta idea.
Lo que hagas con ello, ya es cosa de cada uno.
Si quieres comprobar cuál es tu situación real, más allá de lo que creas que tienes, podemos echarle un vistazo.
Entra en terapiadefisio.com
Para ver todos los artículos, pincha AQUÍ